Érase una vez un bosque en el que todos los animalitos vivían felices y en paz.
Una mañana muy especial, los animalitos estaban un poco más nerviosos de lo habitual ya que sabían que mamá ciervo iba a tener un bebé. El pequeño conejo Tambor, fue el primero en enterarse del alumbramiento y corrió lo más veloz que pudo para avisar al señor Búho de que por fín, el pequeño cervatillo de nombre Bambi había nacido ya.
Bambi era un cervatillo precioso y muy cariñoso y desde el primer momento congenió muy bien con todos los animalillos del bosque, por eso todos le querían como a un hermano y le iban enseñando todos los secretos de la vida en aquel tranquilo bosque que para el cervatillo eran nuevos.
Tomaron por costumbre los animalitos más jóvenes ir a jugar a un claro que había en mitad del bosque y allí disfrutaban con sus juegos, carreras y bromas.
Un día, Bambi salió de paseo con su papá, un majestuoso ciervo que era el jefe de la manada de ciervos de aquel bosque y oyeron los ladridos de unos perros de caza. El padre de Bambi le dijo que corriese tan rápido como pudiera y se pusiese a salvo ya que los cazadores y sus perros eran muy muy peligrosos. Esta lección y otras muchas más las iba asimilando Bambi, que un día llegaría a ser el jefe de la manada.
Otro día, Bambi conoció a una pequeña y preciosa cervatilla llamada Farina pronto surgió el amor entre los dos.
En uno de sus paseos con Farina, oyeron ladrar a un perro por lo que Bambi pensó en seguida: -¡Son los hombres!, hay que huír, pero el perro le había sorprendido y en menos que canta un gallo ya se le estaba abalanzando. En seguida pensó que si se enfrentaba al perro, Farina podría huir y salvarse.
En cuanto Farina estuvo a salvo, Bambi intentó correr más que el perro pero llegó a un precipicio por el que no podía cruzar y el perro ya le estaba alcanzando. Al detenerse, un cazador le disparó al cervatillo y le hirió en una de sus patas traseras a la altura del lomo, pero en ese preciso instante, el papá de Bambi llegó junto con otros ciervos de la manada y más animales del bosque y fueron por un sendero que sólo los animales más viejos conocían y consiguieron salvarse de las fauces del perro y de la escopeta del cazador. Las heridas de Bambi curaron muy pronto gracias a los cuidados de sus padres, de su amigo el conejo Tambor y de su amada Farina.
Pasó el tiempo y Bambi se hizo adulto, era un gran ciervo con una hermosa cornamenta y ahora él era el jefe de la manada. Bambi se casó con Farina y tuvieron un pequeño cervatillo al que fueron a conocer todos los animalitos del bosque, como cuando él nació. También acudió entonces el conejo Tambor, pero esta vez no fue sólo, sino que fue con su esposa y sus tres hijitos, tres graciosos conejitos.
Desde entonces, todos los animales del bosque vivieron siempre muy felices.
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