Están las señoras duendes, que son muy trabajadoras y amables, y también los señores duendes que son respetuosos y atentos, pero...¡También están esos duendes traviesos que son los que nos esconden las medias!
¡ Y aquellos malhumorados, que nos hacen tropezar!
Sin embargo, hoy nos encontramos con un duende enamorado, que quería conseguir un hermoso regalo para la dueña de su corazón.
Primero pensó en un tesoro de algún pirata, aunque se dio cuenta de que sería muy difícil encontrar alguno tan tonto como para poder quitárselo.
Luego se le ocurrió ¡La lámpara mágica de Aladino!. Pero el muchachito era demasiado inteligente y no se la dejaría sacar.
Estaba realmente preocupado, porque no sabía cómo conquistar a la hermosa duendecita.
Entonces fue a preguntarle a sus amiguitos,
para ver si alguno tenía una buena idea, sólo que ellos
¡Estaban demasiado ocupados para ayudarlo!
¿ Que puedo hacer? Se lamentaba el pobrecito. ¿Y si le pregunto a Mariposita?, seguro ella entiende mucho sobre cosas de enamorados.
¡ Pues, sí! Mariposita le dio la solución, y así el duendecito conquistó a su amor, ¿ Sabes cómo? ¡ Le regaló una flor!
Fin
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